jueves, 31 de mayo de 2007

Para melomanos y allegados a la causa



Felicito a los compositores del tema "Un corazón que grita", o como se llame, porque la canción de RCTV ya ha sido calificada hasta como himno. Está en páginas web, en CDs piratas, la venden los buhoneros, todo un hit. Las canciones de Rubén Blades, ahora las pone Leopoldo Castillo en Aló Ciudadano, las de Héctor Lavoe se usan para fines propagandísticos. Pero me cansé. De pronto me di cuenta de que hace una semana no me sentaba a escuchar música. Y hay mucho por escuchar: así como los lectores disciplinados se preocupan por leer los clásicos y las novedades, también los melómanos (si es que yo me puedo calificar así), tenemos que retomar nuesto hábito. En el post anterior hablaba sobre reinventarnos (léanlo), y también conversaba hace días con un amigo que me decía que hay que releer a los clásicos de la teoría política. Así que este post es un llamado a ponernos los audífonos y desconectarnos de a raticos para escuchar alguna canción. Por ejemplo, Pink Floyd (especialmente en The Wall) sirve para andar en metro pensando en el país. Mejor aún, un trabajo que se llama The Dub Side of The Moon, que no es más que una reinterpretación del clásico The Dark Side of the Moon en clave de reggae. Si la nota es más campestre, pues pueden oir a los Pillos Caracas Voys (los hemanos Monteverde, Muu Blanco y Dj 13), que versionan el clásico Quiero acostarme contigo en la yerbita, pero con una yerbita diferente. Otra opción: Sr. Coconut, que hace poco estuvo aquí en Caracas con otro colectivo, y que en su último disco tiene como cantante a Argenis Brito, un integrante de Los Chamos que cogió el camino del bien. Eso sería como para andar por la ciudad en una nota... la nota que uno quiera. Estos han sido mis últimos descubrimiento musicales, pero debe haber miles más. Pónganle banda sonora a sus vidas, y no dejen que otros se las impongan.

Vamos a reinventarnos


Tomaron tetero de Caracazo, comieron papilla de intentona golpista, se aburrieron escuchando discusiones de adultos sobre el fin del bipartidismo, dejaron de rumbear porque una parte del país estaba paralizada, no votaron por una nueva Constitución, vieron a sus papás marchar para un lado o para el otro, el oído se les acostumbró a la musiquita de Globovisión, escribieron letras de protesta en clave de hip hop porque la Nueva Trova les quedaba como lejana.

Estudiaron, gozaron, sufrieron, no fueron etiquetados como "bobos" (sino como "más bobos"), pensaron que todo ese rollo de la generación X y el no futuro era complicarse sin razones. No sufrieron por la muerte de Kurt Cobain, conocieron el romance vía sms y msn, Internet siempre existió para ellos y los celulares son una cosa de toda la vida. Creo que esos son los estudiantes que han salido en la tele por estos días, y no sólo están en la tele sino en las calles.

Y algo parecido, aunque con códigos culturales distintos, deben ser los no estudiantes, pero también jóvenes, que quizás no han tenido la oportunidad de entrar en la univerisdad. Ellos probablemente ya son papás y mamás, o guerrean todos los días en un semáforo, o están en una misión, o simplemente en su barrio, en su pueblito, viviendo este país desde lo más profundo. A su manera, deben tener también una visión particular y distinta de lo que es Venezuela.

Ojalá no los etiquetemos, ni los "quememos", ojalá encuentren su espacio para armar proyectos propios. Me causa mucha incomodidad que se hable del "mayo venezolano" o de "los encapuchados de los 80", o que se les compare con la generación del 28, o con cualquier otro referente político. En algunas ocasiones he oído a opinadores y personas comunes decir: "Nosotros despertamos a los jóvenes" o "desde hace tiempo me preguntaba dónde estaban los jóvenes".

Es claro que a ellos no los despertó el cierre de un canal de TV, ni tampoco la guerra mediática en la que estamos inmersos. Ellos no estaban mirando para el techo, ellos estaban trabajando y su reacción ha sido la que hemos visto, precisamente por eso. Tienen personalidad y hacen las cosas a su manera, porque así han crecido. Los movimientos (sea de defensa de derechos, de protesta, de reivindicaciones laborales, étnicas o de cualquier otra índole) no aparecen por generación espontánea.

Ellos son lo que son y punto, y están en eso, en busca de una identidad, tarea que ya llevan bien adelantada algunos. Quisiera que se les dejara nacer tranquilos: no fumar delante de ellos, como hacemos los fumadores con nuestro vicio cuando estamos al lado de una mujer embarazada o de un bebé. Quisiera también que no se les deje solos, porque así como afortunadamente hicieron muchos de nuestros padres (y lo siguen haciendo), podemos estar cerca de ellos sin impedir que de vez en cuando se den esos golpecitos que enseñan (ojo, golpecitos de esos que se da uno cuando se lanza del tobogán, nada de golpismo, por si las moscas). Desearía también que no intenten aprovechar esa energía para fines distintos a los que ellos han decidido.

Zapatero a tus zapatos: ellos están en lo suyo, en la universidad, en la conquista de sus espacios. Entonces cada uno de nosotros puede aprender de esa lección y aplicarla a su área de conocimiento, a su oficio, a su pasión, a lo que quiera, pero aplicarla. Después de estos días, y de varios meses en los que he visto este proceso desde un palco privilegiado, tengo la extraña sensación de que me seduce mucho más esta energía, esta propuesta que podría gestarse, que cualquier otra que haya visto en los últimos tiempos. Y esa sensación seguramente tiene como núcleo algunas frases que me repito cada vez que puedo: Todo está por hacer. Hay mucho que hacer. Estamos frente a una oportunidad. Hay alternativas. Hay opciones. Hay que trabajar por ellas desde cero. Hay que construirlas sin olvidar el pasado, pero sobre todo tenemos que imaginar, pensar, discutir, y después reinventarnos.

Pausa, pero no silencio

Estos días han sido agitados, así que la labor de "blogger" fue interrumpida temporalmente, pero acá empieza de nuevo. De todo un poco.

martes, 22 de mayo de 2007

El sexo "tematico"

El otro día leí una noticia que decía que en Londres abrieron un parque temático llamado Amora. Este parque de diversiones para adultos tiene como tema el sexo. Sería como una especie de Musipán, pero en vez de tener un "burródromo" o "er faro ucero", tiene atracciones como el túnel del orgasmo, el sensorium o el lounge afrodisiaco. Un Disney World sin Mickey ni Minnie, pero con sala de fantasías y fetiches. Los souvenirs son probablemente vibradores, o muñecas inflables, en vez de esas tacitas que la gente compraba en Epcot Center. Amora, la academia del sexo y las relaciones, tiene además una serie de talleres y charlas para "inspirar, educar y entretener" a los visitantes. La cosa queda en el West End, en Picadilly, para más señas, y si usted paga 15 libras, tendrá acceso a todo (a todas las atracciones del parque, lo demás queda por su cuenta). Además, hay precios especiales para los estudiantes y la tercera edad.

Está bien, todo lo lúdico es siempre inspirador, despierta la creatividad, además los adultos también tienen derecho a tener su parque temático. Pero en qué sociedad puede tener éxito un negocio como este (en el que se invirtieron 12 millones de dólares). O estamos muy aburridos, o el sexo vende mucho, o cada vez nos cuesta más aprender de lo instintivo, o no tenemos en qué gastarnos el dinero. La próxima vez que vaya a Londres, lo visitaré. Aquí está el link de la página: www.amoralondon.com.

Expresiones de la libertad de expresion

El tema de la libertad de expresión tiene esta semana una vigencia compulsiva en Venezuela. Por un lado, el gobierno se jacta de haber recuperado "para el pueblo" una señal de televisión operada por los "golpistas y oligarcas". Por el otro, un gran grupo de periodistas y trabajadores de medios de comunicación emprendieron una campaña en rechazo al cierre de RCTV. No voy a entrar aquí en detalles sobre una discusión que tiene suficientes aristas como para llenar este y muchos blogs. Lo que haré es citar una noticia que encontré revisando el diario El Tiempo de Bogotá, en la que se reseña el asesinato del periodista Nelson Álvarez, columnista y editor del diario El siglo de Maracay.

Busqué la noticia en la prensa nacional, y me encontré con que sólo unos pocos diarios regionales, y otros medios internacionales la habían reseñado. Me impresiona que en plena ebullición de un movimiento en defensa de las libertades, este hecho haya pasado por alto. La noticia "rebotó" a través de un cable de la agencia France Presse y sólo los diarios aragueños le dieron una cobertura diferente. No conozco el trabajo periodístico de Nélson Álvarez, no he leído sus columnas, pero, en princpio, es un comunicador social que expresaba sus opiniones a través de un medio de comunicación, y ahora es, además, una víctima de la violencia. Creo que la defensa de las libertades públicas es un trabajo que cobra mayor valor mientras más se sostiene en el tiempo. Hay, por supuesto, que reaccionar frente a hechos inminentes como el del caso RCTV o el asesinato de un periodista -sean cuales sean las circunstancias-, pero también hay que escribir sobre el tema, discutirlo, fijar posiciones más complejas que las que pueden captarse en un reporte televisivo o una rueda de prensa, estar a tentos a la realidad como un todo. Tener capacidad de reacción, pero también de acción.

Esta fue la declaración que ofreció a El Aragueño un funcionario de la policía científica:

"El comisario Nelson Lara, jefe de la Sub Delegación del CICPC de Maracay, señaló que no descartan ningún tipo de hipótesis y que manejan la venganza como presunto móvil del hecho, puesto que el infortunado era muy investigador. "De repente la víctima estaba sumergida en un trabajo periodístico que era de cuidado", dijo Lara."

¿De cuidado de quién? ¿No se supone que el Estado debe garantizar la seguridad? No les parece que el mensaje de este comisario parece ser: "periodistas, cuídense". ¿No creen que temas como este son tan importantes como la concesión de RCTV o los discursos de Chávez?

Y ahí les va la noticia:
Mayo 21 de 2007
Asesinado a tiros un periodista venezolano del periódico 'El Siglo'
Nelson Alvarez Narváez fue acribillado por sicarios el sábado por la noche en la casa de su madre, donde se celebraba una fiesta.

El columnista del diario El Siglo de Maracay (80 km al oeste de Caracas), de 38 años, trabajaba desde hacía 15 como editor del diario y escribía las columnas Ocumareando y Paparazzi.

Testigos del homicidio aseguraron que el asesino llegó en un vehículo, acompañado de otro hombre que se quedó en el interior del automóvil.

"El sujeto abrió la puerta de la casa y se paró en el pilar del corredor y le disparó a mi muchacho. Yo no creo que haya sido para robarlo, porque no se llevaron la moto ni las pertenencias. A mi hijo lo mandaron a matar", señaló al periódico El Aragueño, Guadalupe Álvarez, madre del periodista asesinado.

Funcionarios de la policía científica explicaron que Nelson Álvarez ya estaba muerto cuando acudieron a la escena del crimen y que el cadáver presentaba heridas en el labio inferior, antebrazos derecho e izquierdo, región cervical, glúteo y en la región del tórax con salida en la clavícula.

En el 2006, dos periodistas fueron asesinados a tiros en Venezuela: Jorge Aguirre, fotógrafo del diario El Mundo de Caracas, y Jesús Flores Rojas, coordinador del periódico La Región de El Tigre (320 km al sureste de la capital).

CARACAS
AFP